sábado, 29 de octubre de 2011

Pasolini vive

El 2 de noviembre se cumplen 36 años del asesinato del escritor y director de cine Pier Paolo Pasolini, cuyas circunstancias aún no han sido aclaradas. Décadas después del suceso, su controvertida figura sigue dividiendo y levantando ampollas en la sociedad italiana

SANTI LOMAS | ROMA

La mañana del 2 de noviembre de 1975 Italia se despertó con la noticia de la muerte de Pier Paolo Pasolini en los medios de comunicación. Reacciones de diversas tendencias se levantaron con motivo de su asesinato: mientras dirigentes de la derecha dedicaban a la prensa declaraciones como “se lo merecía”, la izquierda le celebró un multitudinario funeral. Al suceso le siguió un juicio problemático en el que se descuidaron muchos detalles y se miró en ocasiones a otros lados, por si al girar el rostro en la dirección correcta se encontraban con grandes figuras de la política y de la economía.
El juicio se cerró con la proclamación del chapero Pino Pelosi, de 17 años, como responsable del asesinato. Quedó así como válida la versión más sencilla para la sociedad acomodada del momento. Las pruebas circunstanciales demostraban que Pasolini se llevó (en su Alfa Romeo GT) al joven prostituto Pelosi de la Estación Termini, donde se ofrecía, al Idróscalo de Ostia (un suburbio de chabolas situado al sudoeste de Roma, cercano al mar) para mantener relaciones sexuales. Hasta ahí todo parece probado.
Sin embargo, frente a la versión de Pelosi de que lo mató en defensa propia para evitar el sexo (algo que cuesta creer debido a que se dedicaba a eso y a que Pasolini era un hombre de constitución débil), las pruebas circunstanciales revelan la colaboración de otras personas en el asesinato. Asimismo, la forma en que se cometió el crimen difícilmente puede ser considerada de defensa propia: a los múltiples golpes que se propinaron al poeta con una tabla de madera se suma el hecho de que el asesino o asesinos le pasaran repetidamente por encima con su propio coche al darse a la fuga, lo cual propició la ruptura de la caja torácica de Pasolini, y por tanto, su muerte definitiva.
Pelosi salió de la cárcel en 2005 y corroboró esta versión, señalando nombres además. Sin embargo, la falta de pruebas y de credibilidad por su parte apenas han ayudado a seguir la investigación, cuya reapertura -ahora en proceso- ha sido pedida por numerosos intelectuales italianos. El último de ellos ha sido el exlíder del Partido Demócrata Walter Veltrioni en marzo de 2010, mediante una carta publicada en el diario italiano ‘Corriere della sera’. En ella, señalaba de nuevo el hecho de que, en su día, se descuidaron numerosas pruebas de valor en el crimen. También llama la atención que, en abril de este año, un senador del partido conservador de Berlusconi, Marcello Dell'Utri afirmara tener en su poder un pasaje de la novela inédita sobre la corrupción política y económica del país que estaba escribiendo Pasolini en el momento de su muerte, llamada Petróleo.
El asesinato del cineasta sigue siendo una cuestión muy debatida a día de hoy, como prueban estos hechos. Mucho se ha escrito sobre ello, se ha abordado también en el cine, en filmes como Pasolini, un delito italiano (dirigida en 1995 por Marco Tulio Giordana, responsable de la aclamada La mejor juventud), y sigue siendo objeto de espacios televisivos o hasta de grupos en Facebook.
Independientemente de cuál fuera el móvil de su crimen, Pasolini era una voz incómoda en la Italia de finales de los sesenta y principios de los setenta. Su carácter abiertamente marxista, ateo y provocador, así como el hecho de que llevara de manera abierta su homosexualidad suscitaron recelos y fuertes críticas y condenas públicas por parte de la población italiana más conservadora.
Nacido en Bolonia en 1922, vivió su juventud bajo la represión del fascismo de Mussolini y, tras la Segunda Guerra Mundial, se afilió al Partido Comunista, del que fue expulsado por su orientación sexual. Su obra literaria y sus ensayos, con la reivindicación del pueblo y sus costumbres como objeto principal, le llevaron a mediados de los cincuenta a ser considerado una de las principales figuras del neorrealismo italiano en la literatura. Novelas como Ragazzi di vita o Una vita violenta le hicieron ser aclamado por la crítica y propiciaron sus primeras incursiones en el cine, primero como guionista de reputados filmes como Las noches de Cabiria (dirigido en 1957 por Federico Fellini y ganador del Oscar a la Mejor Película Extranjera) y después como el director y guionista de sus propios trabajos.
Su debut cinematográfico fue Accattone, estrenado en 1961. Con un estilo rupturista, aparentemente improvisado, retrató con precisión el mundo del subproletariado, de la gente del campo emigrada a la ciudad para ser explotada y utilizada por las nuevas formas de consumo. Siguió en la misma línea en 1963 con Mamma Roma, protagonizada por la mítica Anna Magnani en el papel de una prostituta dispuesta a dejarse la piel para que su hijo salga adelante.
En 1964 le llegó el espaldarazo definitivo como director con la creación de El evangelio según San Mateo, dedicada al papa Juan XXIII por haber actualizado la religión católica con el Concilio Vaticano II, y con la que planteó la vida de Jesús de una manera más profunda y austera que el cine de aquellos años.
Dejando de un lado el tecnicolor, los presupuestos abultados, las estrellas de cine y el tratamiento milagrero y superficial del asunto, propone una visión de Jesús como un joven idealista de hace dos mil años capaz de movilizar a la gente humilde y hacerla creer en un mundo mejor, mediante actores no profesionales y el empleo de música clásica de Bach y Mozart. Nominada a tres Oscars, obtuvo gran reconocimiento y premios por parte de la Iglesia, aunque suscitó debate en torno al hecho de que el director se reconociese marxista y ateo.
Su siguiente película, Pajaritos y pajarracos, fue un título más político, abordando la crisis de la izquierda italiana del momento. Mientras tanto, también creaba episodios para películas colectivas como Che cosa sono le nuvole? o documentales como Comizi d’amore, que preguntaba en la calle a los italianos por su forma de entender el amor y la sexualidad.
A continuación vino una etapa en la que alternó la revisión de mitos clásicos con filmes como Edipo rey (1967) y Medea (1970) con propuestas complejas más personales como Pocilga (1969) o la enigmática y sugerente Teorema (1968), en la que plantea cómo sería la llegada de un ángel al seno de una desintegrada familia de la burguesía capitalista, y qué consecuencias tendría para ellos descubrir el amor verdadero, tal y como lo plantea la religión. Esta última película recibió de nuevo el premio de la Iglesia del Festival de Venecia, aunque también estuvo rodeada de polémica por lo controvertido de su argumento y por ofrecer uno de los primeros desnudos integrales de un actor, Terence Stamp, en cine.
Los setenta trajeron el reconocimiento profesional definitivo para Pasolini con la ‘Trilogía de la Vida’. La componen El decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974), tres películas eróticas con las que adaptó estos tres legendarios libros medievales, verdaderos éxitos en taquilla que obtuvieron premios como el Oso de Oro del Festival de Berlín o el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes. Sin embargo, sobre todo las dos primeras, tuvieron problemas con la censura y, debido a su éxito, generaron una gran ola de imitaciones, reconstrucciones históricas cargadas de sexo y vulgaridad con el único objetivo de hacer caja.
Pasolini, molesto por que se le condenase por haber iniciado esa oleada de películas vulgares y por que se malinterpretase su idea de la sexualidad (en la trilogía tan solo se presenta como una parte más de la condición del ser humano, de forma natural y sencilla), convirtiéndola en un objeto más del sistema de consumo de la época, publicó un texto con el que abjuró de los tres filmes. Esto, y el difícil contexto político que atravesaba Italia en aquellos años, con numerosos atentados por parte de la extrema derecha y de la extrema izquierda, le llevaron a afrontar el que sería su último proyecto, Salò o los 120 días de Sodoma (1975).
Adaptación del texto del Marqués de Sade, recrea numerosas situaciones de violaciones físicas y morales, así como de torturas y perversiones con el fin de alertar a la juventud del momento de los peligros del fascismo y del consumismo, así como para concienciar sobre lo negativo de la radicalidad política, recordando los abusos de los seguidores de Mussolini en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial.
Las amenazas de muerte que le habían acompañado desde hacía años aumentaron todavía más durante la producción de la película, incrementados por los incendiarios artículos que Pasolini escribía en prensa contra el gobierno de la derecha de Giulio Andreotti y sus continuas apariciones en los medios. Mientras tanto, escribía una novela, Petróleo (publicada en 1992), con la que pretendía atacar la corrupción de los altos cargos de la política y de la economía italiana.
Poco tiempo antes de ser estrenado su último filme (y censurado en multitud de países), Pasolini apareció asesinado la mañana del 2 de noviembre en el Idróscalo de Ostia. Con él terminaba la vida de un hombre que llevó al límite la libertad de expresión de su época, con propuestas arriesgadas de reconocido valor artístico. El resto de la historia llega, como señalé al principio, hasta nuestros días.
FOTO 1: Pasolini en el rodaje de Salò o los 120 días de Sodoma (1975)
FOTO 2: Conversando con Federico Fellini en la producción de Las noches de Cabiria (1957)
FOTO 3: Dirigiendo a Franco Citti en Accattone (1961)
FOTO 4: De espaldas, detrás de Enrique Irazoqui (Jesús) en el set de El evangelio según San Mateo (1964)
FOTO 5: Un fotograma de Las mil y una noches (1974)
FOTO 6: Pasolini, a principios de los años setenta

sábado, 22 de octubre de 2011

Cine maldito, sin fecha de estreno

Con motivo del próximo estreno de la película póstuma de River Phoenix, Dark blood, comentamos tres películas malditas que nunca han sido estrenadas: The other side of the wind, de Orson Welles; The day the clown cried, de Jerry Lewis; y Kaleidoscope, de Alfred Hitchcock.

SANTI LOMAS | MADRID

Los fans de River Phoenix están de enhorabuena. El joven de cabellos dorados que conquistó al público juvenil de hace dos décadas con títulos como Cuenta conmigo, Indiana Jones y la última cruzada o Mi Idaho privado regresa a las pantallas con el estreno póstumo de Dark blood, la película en la que trabajaba antes de morir. El suceso ocurrió la noche de Halloween de 1993: Phoenix falleció en Los Ángeles con 23 años debido a una sobredosis de heroína y morfina, dejando el rodaje de Dark blood inconcluso, a falta de 11 días de rodaje.
El director del filme, el holandés George Sluizer, anunció el pasado miércoles que, debido a que había guardado durante todos estos años el material rodado y había resuelto ya los problemas legales de rigor, el filme se estrenaría en 2012. Debido a que, en sus propias palabras, cuenta con todos los exteriores rodados y solo faltaban algunas escenas de interiores, espera remontar con éxito el filme, confiando que el actor Joaquin Phoenix, colabore aportando una voz en off que relate la infancia del personaje protagonista. Sin embargo, la familia Phoenix ya ha emitido un comunicado anunciando que no participarán en la reelaboración de la película.
Dark blood es un drama sobre un joven ermitaño que vive en un desierto, campo de pruebas nucleares, esperando el fin del mundo. Su tranquilidad será alterada por la llegada de una pareja, encarnada por Judy Davis y Jonathan Pryce, que buscan cobijo en su hogar. Sin embargo, no es el primer caso de lo que a título popular se considera como “cine maldito”, películas que por motivos diversos (problemas legales, fallecimiento de un actor o director, o dificultades para acabar de financiar su rodaje) nunca llegan a estrenarse o, en caso de resultar exhibidas, se encuentran mutiladas, incompletas o, en definitiva, nunca se corresponden con la idea final que estaba prevista.
Muchos son los títulos que se podrían englobar dentro de esta categoría: Que viva México o El prado de Bezhin, de Sergei Eisenstein (la primera, sin acabar de rodar; la segunda, prácticamente destruida en la Segunda Guerra Mundial); las películas póstumas de estrellas como Marilyn Monroe (Something’s got to give), Bruce Lee (Juego con la muerte), o Heath Ledger (El imaginario del Doctor Parnassus); así como otras particularidades, como Manolete, que solo se ha estrenado en Francia, o Sweet Movie, de Dusan Makavejev, cuyo rodaje abandonó la actriz principal debido a que los contenidos expuestos en algunas escenas eran de carácter prácticamente pornográfico.
No obstante, todas las películas mencionadas se enmarcan dentro del colectivo de cintas que, incompletas o remodeladas, han sido estrenadas o exhibidas de alguna manera. Así pues, muchas otras siguen en estanterías de productoras o particulares, marcadas por un futuro incierto. Tres casos particularmente notables son los que a continuación se abordan.

THE OTHER SIDE OF THE WIND (Orson Welles)
El último proyecto del director Orson Welles jamás se terminó. Welles, cuya falta de disciplina en los rodajes le llevaba a acometer largas producciones y que los productores jamás confiaran en él, cuenta a día de hoy con otras 2 películas no acabadas y que sí han sido estrenadas. La primera es It’s all true (1943), cuyo abundante metraje rodado y sin embargo no acabado, fue remontado y estrenado hace años, y la otra en Don Quijote (1992), producción rodada en parte a lo largo de décadas, paralizada por la muerte del actor protagonista y del propio Welles, “acabada” por Jesús Franco para la Expo de 1992 con materiales de archivo.
The other side of the wind fue filmada en 1972 casi en su integridad, según Oja Kodar, actriz y última pareja sentimental del genio, que a pesar de avanzar en su producción, nunca la dio por acabada. Protagonizada por John Huston, Lili Palmer, Peter Bogdanovich, Dennis Hopper y Oja Koda cuenta la historia de un viejo director de Hollywood. En enero de este año, según publicaba The Observer, los derechos del filme fueron vendidos, pudiendo lograrse un acuerdo para su exhibición, tras previas falsas alarmas surgidas en los últimos años.
Los abogados de la familia del Sha de Persia, uno de los mecenas de Welles, se muestran convencidos del buen ritmo que lleva el proyecto en los últimos tiempos, sin embargo, otros productores del mismo, como el español Andrés Vicente Gómez, opina que “es impensable que se pueda exhibir. Son horas y horas rodadas en 16 milímetros y si Welles en ocho o 10 años no fue capaz de terminarla será por algo. Creo que montarla y estrenarla es una traición que ninguno de sus herederos tiene derecho a ejercer”.
Los derechos de la película parecen estar ahora en posesión de un familiar del Sha de Persia, Jacqueline Boushehri, y Oja Kodar. El director Peter Bogdanovich, participante en su día en la producción, aseguran que el proyecto ya está casi acabado, a la espera de ser exhibido. Hasta ahora, solo se han podido ver algunas escenas del filme, dentro de un documental que se realizó en torno a la figura de Welles, que previamente él había proyectado públicamente.

THE DAY THE CLOWN CRIED (Jerry Lewis)
Tras haber perdido la confianza de los productores de Hollywood debido a una sucesión de fracasos comerciales, el director y actor Jerry Lewis, popular por títulos como El terror de las chicas o El profesor chiflado, se embarcó en 1972 en el rodaje del que prometía ser su primer papel “serio”, aunque con matices cómicos.
The day the clown cried está realizada, según algunas fuentes, en un 92 por ciento, y cuenta la historia de un payaso alemán (Lewis) enviado a Auschwitz para hacer reír a los niños judíos que van a morir en la cámara de gas. A pesar de mostrarse inicialmente escéptico, decidió jugársela para tratar de recuperar el prestigio perdido.
Lewis se documentó con pasión sobre el tema, visitando los campos de concentración de Dachau y Auschwitz y perdió 17 kilos para afrontar el papel protagonista. Le acompañarían en el reparto la reconocida actriz sueca Harriet Anderson, el alemán Anton Diffring y un grupo de niños, también suecos.
La realización del proyecto, calificada por algunos de “la tragedia personal de Lewis”, fue una acumulación de desastres: el productor se mantenía indiferente, se perdieron los derechos sobre el guión y Lewis tuvo que invertir su propio dinero, quedando muy mermadas su cuenta bancaria y su salud en un rodaje de ciento trece días.
Con el productor original del filme muerto y con un Jerry Lewis que evita hablar del tema, poco se sabe de la situación actual del filme. Lo que es seguro es que quedó sin terminar, que Lewis resultó endeudado al no recibir el pago de 600.000 dólares que le debían los productores, y los guionistas y sucesores de los productores mantienen posturas opuestas sobre si se debe acabar la película. En cualquier caso, se trata de una cinta demasiado dramática e incómoda para la figura de un cómico como Jerry Lewis. Se sabe que Lewis tiene una copia en video de lo que se rodó (él fue el inventor de la técnica del rodaje asistido por vídeo), pero el negativo original está en poder de los estudios suecos y los guionistas conservan el copyright.

KALEIDOSCOPE (Alfred Hitchcock)
Tras la realización de Marnie, la ladrona y Cortina rasgada, el maestro del suspense, Alfred Hitchcock, había perdido un poco el favor del público, que le había dado el éxito absoluto con sus anteriores producciones. Los críticos también señalaron ciertas imperfecciones en ambas y fue por ello por lo que el director inglés (a pesar de contar con cerca de setenta años) quiso renovar su imagen y ofrecer una película que se desmarcase de sus realizaciones convencionales y siguiese las líneas de ruptura estética que se estaban dando en Europa desde finales de los años cincuenta. Así pues, en 1967 estaba listo ya el guión de Kaleidoscope, una película muy arriesgada que contenía enormes dosis de sexo y violencia, tratadas de manera muy explícita.
Partiendo de la historia de Neville Heath, un oficial de la RAF que en 1946 violó, mutiló y asesinó a dos mujeres, después condenado a muerte, en el guión de Hitchcock, la policía le pone como trampa a una agente que se postula como posible víctima. El director rodó algunos rollos de película a modo de ejercicio previo sobre la línea estética que deseaba seguir que, en el momento en que fueron presentados a los directivos de la Universal, fueron rechazados dado el carácter explícito de sus imágenes, demasiado transgresoras para el cine norteamericano de aquel entonces.
Hitchcock se ofreció a hacerla por un bajísimo presupuesto, inferior al millón de dólares, y con actores desconocidos (estrategia mediante la que logró rodar Psicosis años antes, aunque con actores semiconocidos). Sin embargo, el proyecto no siguió adelante: algunas ideas fueron retomadas por Hitchcock en el ya de por sí atrevido filme Frenesí, y a día de hoy solo se cuenta oficialmente con imágenes de lo rodado, algunos rollos de película de aquel “ensayo” y documentación relativa a lo que iba a ser la producción, todo ello encontrado dentro del material que la hija del director inglés donó hace unos años a la Academia de Ciencias Cinematográficas de Los Ángeles.

sábado, 15 de octubre de 2011


Javier Bardem, nuevo enemigo de James Bond

El actor español ha reconocido que se enfrentará cara a cara con el mítico agente, encarnado ahora por Daniel Craig, en su esperada nueva aventura. La noticia parece confirmar un paso adelante más en la producción de Bond 23, película que acumula problemas desde el inicio de su preproducción en 2009

SANTI LOMAS | MADRID

El pasado sábado, día 8 de octubre, Javier Bardem declaró en una entrevista concedida al programa ‘Nightline’, de la cadena norteamericana ABC que encarnará al enemigo del Agente 007, James Bond, en su nueva película, cuyo título provisional es Bond 23. “Me eligieron para interpretar a este hombre pero no puedo darte más detalles” fueron las palabras de Bardem para la periodista Christiane Amanpour, conductora del programa.
El actor afirmó estar “muy entusiasmado” y espera que la experiencia sea “divertida”. Asimismo, recordó que de pequeño sus padres le llevaban a ver las películas de la saga y, en sus propias palabras, “las vi todas”.
El anuncio de su participación en el nuevo filme de la saga Bond parece un paso más hacia delante de una producción que, desde su nacimiento, ha acumulado problemas. Hasta ahora, tan solo se ha confirmado que el director Sam Mendes (Revolutionary Road, American Beauty) se encargará de la realización del filme. Actores como Judi Dench, Ralph Fiennes o Bérénice Marlohe están incluidos en la producción también, así como Daniel Craig volverá a ponerse el smoking de Bond por tercera vez, tras Casino Royale (Martin Campbell, 2006) y Quantum of solace (Marc Forster, 2008).
En cuanto a la fecha de estreno, no hay nada seguro todavía. Fuentes como Elpais.com afirman que la película empezará a rodarse en noviembre de 2012, a pesar de que el propio estudio Metro Goldwyn Mayer (MGM) dijo en su día que noviembre de 2012 sería el mes del estreno mundial. De ser así, se haría realidad el sueño de los productores de estrenar el filme coincidiendo con la celebración del 50 aniversario de la saga 007, cuya primera película, Agente 007 contra el Doctor No apareció en 1962.
Constantes retrasos en la producción
Apenas se hubo estrenado Quantum of Solace en 2008, los productores Barbara Broccoli y Michael G. Wilson se embarcaron en la preproducción del que promete ser el título 23 oficial de la saga James Bond. 23 es, como señalo, el número oficial, pues Bond cuenta con 2 cintas ‘pirata’: Casino Royale (1967) y Nunca digas nunca jamás (1983), dos frustrados intentos de hacer frente al 007 de MGM y United Artists por parte de otras productoras, con la particularidad de que la primera se llevó a cabo en clave de comedia.
Sin embargo, a pesar de llevar años terminado el guión, según Paul Haggis, cineasta y responsable del mismo, la realización aún no ha arrancado. Primero, la bancarrota del estudio United Artists dificultó dicho arranque, a la cual se sumó la quiebra de la otra gran entidad productora de la saga 007, Metro Goldwyn Mayer. En abril de 2010, Barbara Broccoli anunció que el rodaje se retrasaba indefinidamente, para meses después proclamar que la preparación se reanudaba. Y hasta hoy.

Nuevo look, nuevos nombres
Con estos nuevos títulos se ha querido renovar y actualizar la imagen de James Bond y todo lo que le rodea, asociando la marca 007 a nombres de prestigio, lo cual hace prever que en Bond 23 se seguirá la misma línea. Nombres como los de Sam Mendes o Ralph Fiennes parecen corroborarlo, así como el hecho de que repita Paul Haggis como guionista y Daniel Craig y Judi Dench destaquen en el reparto. Haggis ya colaboró en los guiones previos de Casino Royale y Quantum of solace tras haber ganado el Oscar a mejor película y mejor guión por Crash en 2005 (la cual dirigió).
Asimismo, en los últimos dos títulos de la saga, se ha apostado por los directores como Martin Campbell (consumado especialista en el género de acción) o Marc Forster (que anteriormente ganó prestigio con películas como Descubriendo Nunca Jamás). De la misma forma, se ha contado con actores de la talla de Giancarlo Giannini, Mads Mikkelsen, Eva Green o Mathieu Amalric, que han construido sus carreras en reconocidos títulos del cine europeo, sobre todo. Llega el turno ahora de Javier Bardem, tras éxitos (y nominaciones al Oscar) con filmes como No es país para viejos, Mar adentro o Antes del amanecer.

jueves, 6 de octubre de 2011


Jacques Demy llega por fin a Madrid

La esperada retrospectiva del genio francés llena de música y color la Filmoteca Española tras su paso por el Festival de San Sebastián

SANTI LOMAS | MADRID

Este mes de octubre, la Filmoteca Española acoge la filmografía completa del director francés Jacques Demy, en una amplia retrospectiva que incluye los títulos rodados por su viuda, Agnès Varda, en su honor tras su muerte. El Cine Doré, situado en la calle Santa Isabel, exhibe esta colección completa de títulos, la mayoría muy difíciles de ver, dada la escasa distribución que han tenido en nuestro país. El lunes 4 de octubre, empieza el ciclo Demy con la proyección de Lola, su primera película, rodada en 1961 y enmarcada en los parámetros estéticos de la nueva ola francesa.

Aunque Demy se suele citar como uno de los miembros de esta rompedora generación de cineastas, surgidos en la Francia de finales de los años cincuenta, prefirió seguir su propia línea creadora, basada en la recuperación y reinterpretación de modelos del cine clásico como el musical.

Películas basadas en armoniosas melodías y gran colorido como Los paraguas de Cherburgo (1964) o Las señoritas de Rochefort (1967) –que se proyectan el viernes 7 y el sábado 8, respectivamente- le dieron a conocer a nivel mundial y le abrieron las puertas de los estudios americanos.
Por desgracia, el fracaso de la película Estudio de modelos (1969) le obligó a regresar a Francia, y durante los años 70 cayó en desgracia, encadenando fracasos en taquilla y títulos de encargo. A principios de los 80, volvió a recuperar la atención de crítica y público, aunque de forma más moderada, gracias a títulos como Una habitación en la ciudad (1982) o Trois places pour le 26 (1988). Sin embargo, su muerte prematura en 1990, impidió que continuara dirigiendo y que se le volviera a considerar tan positivamente como décadas atrás.

Su mujer Agnès Varda, protectora y defensora de sus creaciones, estrenó dos documentales (Les demoiselles ont eu 25 ans [1993], L’univers de Jacques Demy [1995]) y una película de ficción (Jacquot de Nantes [1990]) tras su muerte. Esta última la rodó en compañía de su marido, que supervisaba el rodaje, aunque ya estaba gravemente enfermo. Los tres filmes se proyectarán también en el ciclo previsto para este mes de octubre.

La retrospectiva llega a Madrid tras formar parte de la programación del Festival de San Sebastián de este año, celebrado del día 16 al 24 de septiembre. Allí fue presentada en coloquios y ruedas de prensa por Agnès Varda y sus hijos, Mathieu Demy (en concurso, con su primera película como director) y Rosalie Varda (colaboradora en el vestuario de las últimas películas de su padre). Asimismo, se contó con la presencia de sus actrices fetiche Catherine Deneuve y Anouk Aimée, ejerciendo de madrinas de las proyecciones.

FOTO 1: Un fotograma de la película Les demoiselles de Rochefort (J. Demy, 1967)
FOTO 2: Demy, con Jeanne Moreau y Claude Mann, rodando La baie des anges (1963)
FOTO 3: Demy dirigiendo a Catherine Deneuve en Les parapluies de Cherbourg (1964)

sábado, 1 de octubre de 2011

Pa Negre, elegida para representar a España en los Oscar

La película de Agustí Villaronga ha sido la seleccionada de las tres candidatas que había propuesto la Academia de Cine

SANTI LOMAS | MADRID

La trayectoria ascendente que está viviendo la película Pa negre (Pan negro, 2010) parece no terminar. La cinta, firmada por Agustí Villaronga, ha sido elegida por la Academia de Cine como la representante de España para la candidatura al Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa. En el camino se han quedado sus otras dos compañeras de preselección: La piel que habito, de Pedro Almodóvar, y La voz dormida, de Benito Zambrano, aún sin estrenar.

Tras la noche de gloria que vivió en la entrega de los Premios Goya, en la que recogió nueve galardones, los trece Premios Gaudí del cine catalán obtenidos, y los reconocimientos que está recibiendo su director, Agustí Villaronga, la noticia llega en la misma semana en la que la Academia de Cine también la ha elegido como representante para los Premios Ariel del Cine Mexicano.

Más allá de la polémica existente para algunos en el hecho de que los diálogos de la cinta estén en catalán, el hecho es que Pa negre ha supuesto el reconocimiento definitivo de su director en el ámbito de la industria cinematográfica. Galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía de este año, Villaronga parece ver así el fin a unos años de tiranteces y olvido con crítica y público. Su cine, habitualmente cargado de explícitas referencias a la corrupción infantil y a malsanas conductas sexuales, no siempre ha recibido el parabién de los espectadores.

Tras debutar en el cine en 1987 con Tras el cristal, la carrera de Villaronga no ha sido fácil. Su ópera prima pasó dos años sin estrenarse debido a sus conflictivos contenidos: la historia es la de la adolescente traumatizado, antiguo niño sometido a torturas y violaciones por un médico nazi. Su siguiente título, El hijo de la luna (1989), fue ignorado por el público, y durante los años noventa realizó tan solo unos escasos filmes de encargo. Tras la apreciada El mar (2000) y el enigmático pseudo-documental Aro Tolbukhin (2002), Villaronga ha pasado ocho años sin estrenar en cines.

Ahora, con Pa negre, historia del aprendizaje vital de unos niños en la convulsa Cataluña de la posguerra, los ojos vuelven a estar puestos en el cineasta. Su futuro de cara a los Oscar es prometedor, y las expectativas en torno a su carrera son mayores que nunca.