sábado, 10 de diciembre de 2011

Nueva piel para la vieja ceremonia

Frialdad, ausencias y poco cine fueron las notas predominantes en el acto de presentación de Los cuadernos inéditos de Berlanga, esperada publicación que recoge los escritos de juventud del cineasta valenciano, fallecido hace un año. Los manuscritos originales fueron restituidos por la editorial a la familia Berlanga envueltos en excesos protocolarios

SANTI LOMAS | MADRID

El miércoles 23 se presentó en la sede de la Academia de Cine en Madrid el libro Los cuadernos inéditos de Berlanga. La publicación recoge la poesía y prosa hasta ahora inédita de la juventud del cineasta Luis García Berlanga, fallecido hace un año, en torno a la cual existían muchas expectativas. Sin embargo, en el acto de presentación, no hubo ni muchos recuerdos, ni mucho cine, ni mucha literatura. Fue un evento frío y ritual, muy ceremonioso y hasta podría decirse un poco decepcionante. Cámaras, periodistas y numerosos asistentes (de avanzada edad, la mayoría) acudieron a un acto que no estuvo a la altura del interés generado por los textos inéditos.

Comenzó haciéndose notar las ausencias de José Sazatornil Saza, protagonista de la película La escopeta nacional, que dirigió Berlanga en 1978, y Gonzalo Suárez, responsable de uno de los prólogos del nuevo libro. Al primero se le justificó sobradamente (problemas de salud), al otro nada de nada (se desconocen las razones). Así, el acto quedó despojado de aquellos que lo podían llevar más al terreno cinematográfico.

Quedaron en la mesa de ponentes, además de micrófonos, vasos de agua y carteles equivocados, el escritor Miguel Losada, a cargo de quien ha corrido la revisión y edición de los textos de Berlanga; el director de la editorial del libro, Pigmalión Ediciones, Basilio Rodríguez Cañada; los escritores Andrés Aberasturi y Luis Alberto de Cuenca, que aportan ambos un prólogo a la publicación; así como el hijo del cineasta, José Luis García Berlanga. Como representante de la Academia de Cine, acudió José Garasino, su Director General: el Presidente había ido a recoger la Medalla de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura.

El ritual arrancó con las palabras de Garasino elogiando, como no podía ser de otra manera, la figura de Berlanga y la deuda de la Academia de Cine con él. Rodríguez Cañada le tomó la palabra y explicó que llevaba trabajando en el proyecto desde 2006, con el consentimiento del propio director, aún vivo, y señalando que solo se habían visto publicados, allá por los años 30 del pasado siglo, dos de sus poemas. “Sus hijos desconocían esta obra”, comentó, para después recitar agradecimientos.

Luis Alberto de Cuenca se limitó a leer su prólogo del libro y a añadir “pudo haber escrito más”, ambas dos cosas que no hubieran requerido su presencia. Sin embargo, recalcó lo amigo que era de Berlanga. Aberasturi puso la nota más humana del evento, destacando su admiración por la figura y obra del director valenciano. “Hay gente que te la metes en el corazón y no la sacas nunca”, empezó; “Cuando veías a Berlanga, te enamorabas de él, tan alto, tan guapo,…”, continuó; para cerrar con un rotundo “Berlanga y 4 más son la historia reciente de este país”. Todos coincidieron en lo necesario de la existencia de una Fundación Berlanga, y se hizo mención de uno de los presentes en el público, aparentemente un anciano más: Florentino Soria, “compañero de los años 40 de Luis García Berlanga, coguionista suyo y cofundador de la Filmoteca Española, con algún cameo en sus filmes”, en palabras de Luis Alberto de Cuenca.

El editor Losada explicó brevemente la historia de los textos ahora publicados: en 1941, Berlanga se llevó a la División Azul unos cuadernos infantiles. Fue allí para salvar a su padre de la condena a muerte que le había impuesto el régimen de Franco por ser diputado de la izquierda republicana, y así, acabó llegando muy cerca de Leningrado, tras pasar por Alemania. Dichos cuadernos se dividen en tres partes: textos de cine, poesía y prosas varias, entre ellos, textos políticos. “La segunda parte la integran 69 poemas interesantísimos, con sus más y sus menos: es la obra de un chico de veinte años”, señaló Losada, y anotó: “La familia no ha puesto cortapisas a esta publicación. Ha sido un placer trabajar con estos textos”. Concluyó dejando caer que “el pensamiento berlanguiano está por analizar” y así tomó el relevo de nuevo el máximo sacerdote del evento, Rodríguez Cañada, con su soflama de agradecimientos, elogios y protocolo, no exenta de ciertos elementos de autopromoción: “El libro aparece en dos ediciones: una rústica de mil ejemplares y otra de tapa dura para los seguidores”.

La ceremonia tuvo su acto supremo en la devolución oficial de los papeles por parte de la editorial a la familia Berlanga. El hijo del cineasta, José Luis, hizo ciertos comentarios de rigor: “sorpresa ante el hallazgo”, “personalidad desconocida”... fueron algunas de sus palabras, no se extendió mucho.

Miguel Losada entonó a modo de cántico final la lectura del Soneto a una pistola, uno de los dos textos berlanguianos que se conocían antes de la publicación de este libro, y con un aplauso obligado se puso punto y final a este acto soso y frío, donde se habló poco del contexto de la escritura, hubo menos espacio todavía para el cine del genial Berlanga, y tan solo se dejó intuir su personalidad. Importaba vender el libro, tampoco se les puede culpar de haberse limitado a ello, pero se echó de menos algo más. Un nuevo envoltorio a la vieja ceremonia de presentación de un libro.

FOTO 1-. Berlanga, en primer plano y con bigote, junto a sus compañeros de la División Azul, a principios de los años cuarenta.
FOTO 2-. Una de las páginas de los cuadernos originales de Luis García Berlanga.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Pedro Cid: “Eloy de la Iglesia y José Luis Manzano soñaban juntos”

Dos décadas después del fallecimiento del actor José Luis Manzano, su amigo y compañero, el sacerdote getafense Pedro Cid, habla por primera vez sobre sus años de convivencia. Sus intentos de recuperación, su relación con Eloy de la Iglesia y sus facetas más desconocidas se dan cita en esta entrevista, así como muchos otros datos, hasta ahora no confirmados o desmentidos por sus protagonistas

SANTI LOMAS | MADRID

Pedro Cid lleva más de 50 años ejerciendo como sacerdote. Desde hace décadas, la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio getafense de La Alhóndiga, le ha visto envejecer, siempre al servicio del prójimo. A finales de los ochenta, involucrado en la lucha contra la droga y el Sida, asistió a numerosos jóvenes que, por un problema u otro, necesitaban a alguien que estuviera a su lado. Uno de ellos sería José Luis Manzano, actor fetiche del director Eloy de la Iglesia e icono de una generación cinematográfica, la del cine quinqui, protagonista de éxitos de taquilla como Navajeros, Colegas, El pico o La estanquera de Vallecas. Tras el rodaje de esta última película, su adicción a los drogas le atrapó en una espiral de autodestrucción que propició su encuentro con Pedro Cid.

Cid me recibe en su despacho. Nunca ha concedido una entrevista sobre el tema y lo hace de forma totalmente desinteresada. Se muestra tranquilo porque va a contar “lo que yo viví”, sin más. Señala la cantidad de datos inciertos que hay publicados sobre Manzano en internet. Su espíritu activo se evidencia en lo solicitado que está mientras se desarrolla el encuentro: le llevan ropa para necesitados, le preguntan fechas de boda, horarios, le llaman al móvil… Su mirada se muestra limpia y transparente, y por una hora y media, habla del pasado con tono amable. En su discurso y sus gestos se atisba la generosidad.

-¿Cómo conoció a José Luis Manzano?

-Fue por junio de 1989. Yo me relacionaba con mucha gente joven, como bien sabes. Un día un chico, muy amigo mío, me dice que tiene en su casa a “El jaro”[1.32, fragmento de Navajeros]. Me explica un poco quién es –yo había visto alguna película suya- y me cuenta que se lo han traído dos chavales del barrio, tras haberlo encontrado por los lugares donde estaba el mercado de la heroína. Le pidieron que le acogiera en su casa, porque estaba muy deteriorado. Mi amigo vino a mí, viendo que no se podría hacer cargo de él, y yo le planteo mi plan: “si como tú dices está metido en la heroína, habrá que iniciar un proceso de rehabilitación”. Le propuse llevarlo una semana a una casa que teníamos en Guadalajara para la desintoxicación de chicos como él y ver cómo reaccionaba al síndrome de abstinencia. Él lo aceptó y fuimos los tres a la casa, junto a una novia que José Luis tenía entonces por Vallecas.

-¿Cómo respondió al proceso?

-El mono no fue muy duro, se sometió muy dócilmente a lo que le íbamos indicando y en diez días se puso bastante bien. Él era una persona muy buena, pero estaba dislocado por el tema de la adicción. Así las cosas, pensamos que algo teníamos que hacer: él no debía volver ni a la calle ni a vivir con aquella novia. No era un ambiente propicio para rehabilitarse. Fue entonces cuando me dijo que por qué no le traía a mi casa, si había traído a otros antes. Yo le contesté que con unas condiciones, que tenia que someterse a unas reglas, porque en casa normalmente había algún otro chico con el mismo problema. Él lo aceptó todo, nos vinimos para acá y empezó a vivir conmigo y otro chico.
>>Estuvimos bien unos meses, en los que llegué a presentarle a mi familia. Habíamos acordado que a principios de septiembre nos iríamos los tres a un monasterio a pasar unos días, pero José Luis desapareció el día anterior y ahí tuvo una etapa muy desaparecido. A las pocas semanas, apareció en muy mal estado, a pedirme que le prestara cosas. Estaba viviendo con la novia en puente de Vallecas. A continuación me llama por teléfono Eloy de la Iglesia.

-¿Ya conocía a Eloy de la Iglesia? ¿Cómo fue ese primer encuentro?

-Ya le habíamos visitado José Luis y yo en un hotel por la Gran Vía. Ahí le conocí personalmente. Y desde entonces mantuvo mucha relación conmigo, me llamaba con frecuencia. Y José Luis también le llamaba muchas veces.
>>Volviendo a lo de antes, me llama Eloy y me dice: “tienes que hacer algo con José Luis, está muy mal en casa de la novia, únicamente contigo puede seguir un proceso serio”. Al día siguiente me llama José Luis, me pide que le eche una mano y que vaya a buscarle al puente de Vallecas. Y ahí estuvo jugando, que se venía, que se marchaba con la novia…, hasta que a primeros de noviembre volvió a insistir Eloy y vamos a por él otra vez. Ese mes ya se queda aquí, yo le busco un psicólogo, y se centra bastante.
>>En el mes de diciembre, posa como modelo para el pintor Teo Barba, amigo mío, que está haciendo el mural que has visto que está aquí en la parroquia. Participa mucho, pasa mucho tiempo aquí con él… El mural se inaugura poco antes de las navidades y él, muy contento, me dice que quiere hacer un curso de dirección de cine. Yo le pago una matrícula alta y empieza a estudiar. En marzo, llama Eloy y le propone ir a las Fallas de Valencia con él. Yo no me oponía nunca a las cosas que él decidiera, así que se marcharon juntos. Y ahí ya se desajustó la cosa.


-¿Qué sucedió a la vuelta?

-Él no apareció por aquí: se quedó con Eloy. Con el tiempo, me entero por otros chicos de que lo están viendo ir a la Celsa a comprarse dosis de heroína.

-¿La Celsa?

-Sí, la Celsa estaba por la parte de Vallecas, muy cerca de la M40, era todo un poblado de gitanos que servía como mercadillo de droga.
>>En esa época estuvo mal todo el tiempo. Estudiaba, le iba a buscar algunos días a Madrid, desaparecía un poco, y yo ya vi que no se encontraba bien. Viene abril, yo me voy en Semana Santa a un monasterio con un grupo de chicos, y él en cambio se va con otra chica a Santander, creo. Hacia finales de mayo, hace tope y se marcha con esta otra chica a la casa de Guadalajara, porque quiere resituarse. Yo no sé qué pasó entre ellos, pero la cosa acabó mal, ella se vino y lo dejó solo. Al poco tiempo, me llamaron unos amigos de un pueblo cercano a la casa y me dicen que les ha pedido auxilio. Voy allí, y me encuentro que tiene todo el brazo infectado. Los médicos del lugar nos mandan a Guadalajara y allí estuvo ingresado en el hospital unos veinte días, porque la infección era en la sangre. En junio volvemos a Getafe, a mi casa y le digo que empezamos de nuevo.

-¿Cómo fue esta nueva etapa?

-Bastante buena y larga. Por septiembre habíamos visitado ya en el Pirulí a Ramón Colom, que creo que era el Director General de Televisión Española, y como le vio bien, le puso a trabajar en Spinto TV, su productora. José Luis ya había terminado sus estudios, aunque malamente.
>>Eloy, cuando sabía que él estaba bien, inmediatamente llamaba y empezaban los dos a juntarse. A finales del año 1990, yo quería irme con mi familia a pasar la Nochebuena pero tampoco quería dejarle solo, porque le veía regular. Él me dijo que me podía ir tranquilo si le concedía pasar la Nochebuena con Eloy en mi casa. Yo les dejé, y así fue tirando así hasta que después, en el año 1991, vuelve a caer en picado.
>>Su nuevo declive comienza mientras trabaja en Spinto. Allí empieza a consumir otra vez, primero cocaína, luego heroína, aunque por un tiempo me pide ayuda y yo se la doy. Comemos juntos todos los días. Sin embargo, en el trabajo tenía un ambiente… con el que se fue estropeando la cosa.
>>En Spinto le ven que no rinde, que no se fían de él, le dan una semana para que se recupere, él se escapa sin decirme nada a un monasterio de Segovia, pero no aguantó, el mono no le dejó. Un día, en el trabajo roba un coche y una cámara muy valiosa y se presenta aquí. Discutimos, y al poco rato llega un chico joven llamando a la puerta. Me dice que no abra, yo me opongo, nos enfrentamos. No le quedó más remedio que bajar la cámara y devolver el coche. El chico le dijo que estaba despedido. Esa noche discutimos él y yo, le dije “no estoy dispuesto a esto, aquí hay unos límites” y él me respondió que se quería ir a casa de Eloy. Hizo la maleta y le llevamos.
>>Entonces ahí yo le perdí un poco la pista: sería ya por abril de 1991. Me desentendí del tema, aunque me llegaban noticias, él pregunta por mí a través de intermediarios, yo me marché fuera a descansar a un monasterio… A mi regreso, me dicen que José Luis quiere verme, que estaba decidido a hacer la desintoxicación. Se le pagó una clínica, hizo la desintoxicación, yo ya le planteó que a mi casa no va a venir y él responde que se va a vivir a Barcelona. A los 2 días vuelve, aunque a mí ya no me dice nada, porque ha visto mi postura.
>>Se pierde por ahí, y un dia en el mes de junio me llaman desde una comisaría de Madrid. “Hay un chico aquí que reclama por usted”, me comentan. Me acerco allí y no le reconocí… ¡estaba tan deteriorado! Él empieza a llorar y a abrazarme, pero como te digo me costaba reconocerle de lo deteriorado que estaba.

-¿Tan deteriorado?

-La heroína deteriora excesivamente al individuo, le deja delgado; parecía mas pequeño… Tenía muy demacrada la cara… Todo ello, claro, de no comer, porque llevaba ya varios días por ahí, por la Celsa y esos lugares pinchándose con la chuta de otros, con lo que otros le daban y tal. Entonces va a la prisión de Carabanchel, yo le visito enseguida y ahí estuvo unos meses. Intentamos con un abogado conseguir permiso del juez para que pudiera cumplir la condena en un centro, pero se negaron rotundamente, no lo conseguimos. José Luis se enfadó conmigo porque decía que por otros había hecho más que por él, y aunque yo iba con frecuencia a la cárcel a llevarle dinero, él hizo unos reportajes …

-El de Interviú, que salió ya en 1992.


-En el reportaje de Interviú, decía que no tenía contacto con él.

-En los últimos tiempos no. Incluso, viendo el camino que llevaba, Eloy me llamó diciendo: “no quiero saber nada, quítamelo de encima”. Me llamaba constantemente: “¿está en la cárcel todavía?”, porque le cogió prácticamente miedo. José Luis era bueno, pero cuando estaba en esa situación, se volvía agresivo, como todos. Ese segundo reportaje que te comento, me pidió que lo detuviera, porque se sentía mal. Yo intenté detenerlo, pero saldría después de su muerte, para cabreo de Eloy.
>>Volviendo a lo de antes, José Luis salió luego ya en régimen abierto a la cárcel de Yeserías y esa etapa fue mala, porque estaba muy cerca de donde vivía Eloy, cerca de Atocha. Y entonces él salía de allí, se escapaba, tuvo algunos problemas en la cárcel, y una vez encuentra a Eloy, vuelve a frecuentarle.
>>Cuando hubo cumplido su pena definitivamente, con ese dinero que le habían dado, el mismo periodista que le había entrevistado y yo, conseguimos que le ingresaran en una clínica madrileña, tal y como habíamos acordado previamente. Yo estuve visitándole porque le encontraban nervioso. Me dio las gracias por todo, me pedía que no le fallara, que era lo único que le quedaba en la vida... Ahí le encontré más raro. Para entonces, yo ya había buscado un centro en Móstoles.
>>En el centro de Móstoles, no aguantó muchos días. Un día, al llegar a casa, me encontré una grabación en el contestador suya: “Te he llamado, no saben que te he llamado, pero estoy muy mal, no has venido a verme…”. Yo no fui a verle porque me dijeron que no fuera desde la clínica. Él no estuvo de acuerdo, pero yo no podía meterme en los proyectos de tratamiento que tenían. Y continuaba: “yo te necesitaba y te sigo necesitando, pero veo que no estás… No sé, creo que llega el final”. Estas cosas tan dramáticas me preocuparon al oírlas, así que llamé al centro para preguntar por él, pero me dijeron que se había marchado.
>>No supe de él hasta que a los 3 ó 4 días me vienen a ver unos chicos y me dicen que lo están encontrando muy mal, tumbado, perdido por allí por donde iba a buscar la heroína, y entonces ya el día 20 de febrero por la tarde me llama un chico del equipo habitual de Eloy por teléfono para que me acerque a su casa urgentemente. El chico me espera en la puerta y me dice: “José Luis ha muerto”, me explica un poco la cosa. Yo le pregunto por Eloy, me comenta que está declarando en comisaría, así que llamé a la madre para darle la noticia. Eloy me llama al día siguiente, muy apenado, y me pregunta si considero prudente que vaya al entierro o no. Yo le dije: “haz lo que creas, pero te vas a sentir mal, vas a ver a toda la familia”. (He de decir que yo a la madre no la conocí, conocí a algún hermano y tal, pero nunca fui a su casa). Lo cierto es que Eloy no fue. Y después de eso, me llamó algunas veces más y fuimos perdiendo el contacto. Todo eso que yo he visto por ahí escrito de que José Luis murió en un descampao y tal, todo eso es mentira: murió en casa de Eloy.
>>Las noticias que tuve de él en los años posteriores fueron a través de la prensa. Alguna vez he pensado que podía haber hecho más por mantener el contacto y tal, pero… yo ya me desvinculé de todo aquello. Sufrí mucho. Terminé muy cansado de todo. Me di un tiempo de no querer saber nada y de limitarme a las cosas que tenía más entre manos.

-¿Cómo describiría la relación entre ambos? Se ha especulado mucho sobre el tipo de relación que tenían José Luis y Eloy.

-Del tema de Eloy, José Luis nunca me habló de muchas cosas. Yo tampoco pregunté. Él adoraba a Eloy de tal manera que cuando se enteraba de que andaba mal, alguna noche a altas horas de la madrugada, me hizo salir a verle. Si yo me quejaba por las horas que eran, me decía: “no puedes hacerme esto, ya sabes lo que significa para mí”. Esto me ocurrió como dos o tres noches, tener que ir a estar con Eloy un rato, charlar con él…
>>Por parte de José Luis, había una admiración a Eloy muy fuerte, una especie de dependencia en cuanto que en ningún momento quería romper la relación con este mito que para él era. Él siempre siguió con la idea de que algún día estarían bien ambos, y Eloy además lo decía, que iban a hacer una película en la que José Luis interpretaría a Sócrates. Él mantenía su idealismo con esas cosas. Tenía también una mala conciencia cuando él estaba bien y de alguna manera sabía que Eloy no: le parecía una traición. Creía que tenía que correr la misma suerte que Eloy, y eso lo llevaba muy dentro.
>>Han especulado mucho sobre la relación… pero José Luis no era homosexual: era un chico heterosexual. Yo le conocí varias novias, y él vivía con ellas. No iba por ahí el tema. El tema iba más por el enganche que tenía respecto a Eloy: él le había llevado al triunfo y seguía esperando que eso volviera a pasar. Tenían, yo creo, una relación paternofilial muy fuerte. Eloy lo consideraba como un hijo, habían vivido muchas cosas juntos…
>>Me acuerdo una vez, cuando José Luis estaba muy bien, que después de estar tomando unas cañas por el verano en Las vistillas, donde se juntaba toda esta gente del cine que era del Partido Comunista, Eloy de repente dijo: “¿te acuerdas cuando nos íbamos al parque de atracciones? ¿Por qué no vamos ahora?”. Y me hicieron llevarlos al parque de atracciones, yo ahí como un payaso, y ellos subiéndose en todas las cosas, encantados, gozando como dos chavales. Eloy necesitaba a José Luis, era una especie de compensación afectiva para él. Y yo creo que es lo que había, no más. Pudo haber, no lo sé: yo jamás traté con José Luis ese tema y nunca le pregunté nada. Lo respeté, era su mundo.

-Me pica la curiosidad saber sobre su relación con Eloy de la Iglesia. Él había sido militante del Partido Comunista, había hecho películas muy agresivas contra la iglesia como El sacerdote

-Conmigo la relación era buena porque estaba José Luis por medio, y como te digo, hablábamos con frecuencia. Me acuerdo una vez que me llamó desesperadamente, no recuerdo cuándo y me dijo: “haz algo que José Luis está muy mal, que ese chico se muere”. Y yo: “Eloy, estoy cansado”. Él me respondió: “¡Pero no puedes hacer eso! ¡Eres sacerdote, te jodes! ¡Y haz lo que tienes que hacer por la gente!”. Y yo (medio en broma): “Sí, Eloy, es muy fácil decirlo…” Y él: “Ve, queda con el, por favor, ahora te va a llamar él y vais a quedar”.
>>Eloy, según me ha contado gente que le conocía, tenía un componente religioso muy en el fondo, ¿sabes? Y aunque rechazaba la iglesia-institución y la religión institucionalizada y tal, él a mí me veía muy bien. También me han comentado fuentes muy cercanas de la familia que él quiso ser sacerdote y estuvo un tiempo con eso, y como tanta gente, se pasó al otro extremo y se fue al PCE. Esa gente me dice que él mantuvo unos, no sé, unos rescollos religiosos en el fondo. Él se venía a mi casa cuando le parecía, y sabía que yo no le rechazaba, al contrario. El único día que estuvo un poco más agresivo conmigo fue cuando, después de muerto José Luis, debió de aparecer el otro reportaje. Estaba muy molesto por ello y me pidió que lo parara si era posible.

-Cuénteme un poco en qué consistía ese proyecto sobre Sócrates que me comentó antes.

-(Ríe con ganas) ¡Ay! Quería hacer Eloy una película sobre el tema griego, y me parece que sacando a los dos grandes filósofos, Sócrates y Platón, pero centrándose más en la vida y la historia del primero. Y le había dicho a José Luis que él sería el protagonista que interpretara a Sócrates, algo con lo que andaba ilusionado. Pero vamos, yo sabía que los dos consumían cocaína, eran fantasías de ellos… (Risas) José Luis me lo decía y yo: “bueno, pues ojalá, ps, ojala hagáis algo”. Ellos dos, juntos soñaban, cuando estaban bien, o yo creo que incluso cuando estaban un poco colocados con la cocaína, que ya sabes que da ciertos aires de grandeza y tal. Ellos soñaban muchas cosas, pero vamos, este proyecto no tuvo ninguna consistencia, aunque creo que Eloy sí estuvo trabajando en el guión.

-Querría saber el conocimiento que tenía de las películas de Eloy de la Iglesia y José Luis antes de conocerles, y después. Me interesa su punto de vista sobre estos títulos tan controvertidos.

-Yo había visto algunas, no todas, cuando conocí a José Luis: Colegas y Navajeros, que fue la primera que hizo. Después él me trajo el resto. Recuerdo que luego me quitó El pico y El pico 2 para venderlas cuando necesitaba dinero. A mí me gustaban esas películas porque estaba metido en ese mundo: no hay que olvidar que él vino a mí porque yo formaba parte de la Coordinadora de Barrios de la periferia de Madrid y trabajábamos con la gente mas marginal. Aquí en Getafe, llegó un momento en que nos dedicábamos hasta a sesenta chavales, tirando como podíamos: en centros, otros los teníamos en casa, otros en la casa de Guadalajara,… Yo estaba en ese ambiente y me interesaba ese cine: eran películas que trataban el problema de la droga de una manera muy directa.

-Ambos Picos tienen cierto carácter profético. Presentan situaciones que, en cierto modo, se repetirían en su vida, como que acabara en la cárcel de Carabanchel [1.21, fragmento de El pico 2]…

-José Luis se vio convertido en mito representativo de aquellos años, de una realidad muy dura [1.43, tema principal de Navajeros], de un tipo de chaval que está en la calle. Tal vez fue necesario crear ese mito. Un amigo mío, psiquiatra, me dijo una vez: “A este chico se le llevó a la categoría de mito representativo de una realidad. Tenía que fracasar, porque el mito dura un tiempo, y los mismos que construyen el mito, lo destruyen después, cuando se va imponiendo”. José Luis se vio empujado a ser ese tipo de mito, porque no hay que olvidar que, cuando hizo El pico, él no se pinchaba. Él tenia verdadera alergia a picarse: tuvieron que buscarle un doble para las escenas de pinchazos. Eso me lo contó él repetidas veces.

-Entonces, ¿no es suyo el brazo que aparece en aquellas escenas tan controvertidas en las que se muestra la inyección muy de cerca? Muchos dan por hecho que los pinchazos eran de los propios actores y que estos ya llevaban coqueteando con la heroína desde la época de Colegas.

-Esto es lo que él me contó. Él no podía ver una chuta en la época de El pico. Nunca lo había hecho. Él no hizo esas escenas. Él no se chutaba entonces.

-Entonces debió de empezar en esos años, porque en El pico 2 sí se le ve en plano general.

-Es posible que para El pico 2 ya estuviera enganchado, aunque pudo haber alguna trampa, que realmente no se metiera la chuta, no sé…

-En El pico 2, la voz ya no es la suya. José Luis fue doblado. Puede ser una pista de su situación real entonces.

-La verdad es que no sé por qué le doblaron, no te sé decir… Yo tengo la idea de que cuando se hicieron El pico, y creo que también El pico 2, él no consumía heroína.

-A finales de los años ochenta, empezaron a fallecer compañeros suyos como Pirri. ¿José Luis se enteraba de esas noticias? ¿Guardaba alguna relación con esa gente con la que había trabajado?

-No, no. Él perdió realmente toda relación con esta gente; solo la mantuvo con Eloy, con la gente de Spinto… Prácticamente se quedó solo, de tal manera que sí se echó en falta alguna presencia más, por lo menos en su entierro. Cuando falleció, me llamó Ramón Colom, Javier Maqua… poca gente. De sus compañeros, por ejemplo, había otro chico, el que hacía de Urko [Javier García, coprotagonista de El pico], del que no supo más. Se lo llevaron sus padres, parece ser, él era catalán,… Alguna vez me comentó que no volvió a saber nada más de él. Me dejó una fotografía grande de los dos, que la tengo por ahí… Sé que hubo celos cuando apareció Urko en la vida de Eloy: a José Luis no le gustó mucho, le pareció que le robaba un espacio, según me contó alguna vez.


-¿Cómo vivió él por dentro, emocionalmente, pasar del éxito a la soledad?

-Le resultó duro, muy duro. Aunque muchas veces me decía lo a gusto que se encontraba cuando estaba bien, cuando nos íbamos a pasar unos días a un monasterio o estábamos de viaje, haciendo turismo… “Aquello no es vida”, me decía. Recuerdo cuando fuimos al monasterio de San Andrés de Arroyo la primera vez, por la noche leíamos El nombre de la Rosa, y a él le encantó. Tiempo después, en una de sus cartas desde la cárcel me escribía: “he estado viendo El nombre de la rosa en televisión y me he acordado de ti y del monasterio. Cuánto idealizo y anhelo aquellos días donde era tan feliz y me sentía tan a gusto…”.

-A modo de conclusión, ¿qué recuerdo le queda de José Luis Manzano? ¿Qué recuerda en particular de él?

-Fíjate, él tenía un espíritu artístico muy interesante: él era un chico sin cultura, pero sí que tenía sensibilidad artística. Recuerdo la primera vez que fuimos al monasterio de San Andrés de Arroyo. Llegamos un atardecer, a la hora de las vísperas. Las monjas rogaron en una oración por los artistas, decían: “para que la belleza que de ti procede, Señor, la sepan plasmar en sus obras”; y esas cosas le llegaban al alma. Allí quedó extasiado cuando vio el claustro del monasterio, de transición del Románico al Gótico, del siglo XII, de tal manera que a veces desaparecía y se iba allí, al claustro, y se quedaba mirando sus arcos, toda la línea de columnas que había allí, haciendo planos con los dedos… Tenía una parte mística, misticoartística que formaba parte de su fondo bueno. Cuando estaba bien, José Luis era noble, era bueno, sencillo, humilde, volvia a sus orígenes de niño pobre… Tenía esa parte de belleza, de ingenuidad, de espontaneidad, de sensibilidad artística. Y aunque no había estudiado, él vivía las cosas de otra forma.

FOTO 1-. Pedro Cid, delante del mural Luz y vida, de Teo Barba, para el que José Luis Manzano posó como San Juan
FOTO 2-. Cartel de Navajeros (1980)
FOTO 3-. Mural Luz y vida en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima (Getafe)
FOTO 4-. Primera página del reportaje sobre la estancia de José Luis Manzano en prisión, publicado por la revista Interviú
FOTO 5-. Eloy de la Iglesia, haciendo un cameo como presidiario en El pico 2 (1984)
FOTO 6-. José Luis Manzano, en un fotograma de El pico 2(1984)
FOTO 7-. Pedro Cid, en el despacho de su parroquia

domingo, 27 de noviembre de 2011

José Luis Manzano, actor errante

En apenas dos meses, se cumple el 20 aniversario de la muerte del protagonista de Navajeros, Colegas, El Pico o La estanquera de Vallecas, grandes éxitos del cine español de los ochenta

SANTI LOMAS | MADRID

Han pasado casi veinte años desde que José Luis Manzano falleciera, el 20 de febrero de 1992, en Madrid. Puede que su nombre no les diga nada a muchos, pero su cara sí que hace recordar a la gente que ya ha pasado la treintena. Se puede decir sin problemas que se trata de uno de los rostros más populares del cine español de los años ochenta, así como de uno de los más cruelmente olvidados. Su vida, forjada en el extrarradio madrileño, y su carrera cinematográfica, desarrollada al lado del director Eloy de la Iglesia, son una montaña rusa de altos y bajos. Manzano conoció el éxito más rotundo, pero también la soledad y el rechazo de una España que había cambiado, al menos en apariencia.

Hablar de su vida no es fácil. Son muchos los que han escrito en la red sobre él, unos contradiciendo los datos de otros. Los mayores puntos de encuentro de todos los que escriben son sus películas. Desde su artículo en Wikipedia lleno de falsedades a otros escritos con mayor credibilidad y documentación, el objetivo de este texto es pasar por esos “puntos de encuentro” que gozan de mayor credibilidad. Asimismo, confío completar este post con otro en breves, pero no adelanto nada sobre él.

Nacido en 1962 o 63 (algunos señalan hasta 1964), parece que vivió en la zona de Vallecas en una familia numerosa de hasta 8 hermanos. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por las difíciles condiciones de la vida en el extrarradio de aquellos años, repleto de familias de clase obrera venidas de regiones más desfavorecidas de la geografía española.

Según la fecha de nacimiento de la que se parta, José Luis Manzano conoció a Eloy de la Iglesia con 15, 16 o 17 años, hacia finales de los años setenta. El cómo sigue siendo debatido. [Le descubrí] de la forma tradicional. Hicimos pruebas fotográficas, porque no había medios para más, a centenares de chicos, para todos los papeles de la película [Navajeros]. […] No buscábamos navajeros auténticos, que, al fin y al cabo, eran una minoría. Simplemente a esos chicos que se buscan la vida como pueden”, afirma Eloy de la Iglesia en el libro que el Festival de San Sebastián dedicó a su figura en 1996.

Con estas declaraciones quedaría negado el pasado cuasi-delictivo que algunos asocian a la juventud de Manzano; sin embargo, no son pocos los que ponen en duda este casting, y aluden a otras formas de selección que no puedo poner por escrito por la falta de consentimiento de las fuentes. Al parecer, Eloy y Manzano vivieron juntos en torno a un año o un año y medio antes de la realización de su primera película juntos, lo cual podría añadir más peso a esta segunda opción sobre cómo se conocieron. También conviene destacar la fuerte relación personal que ambos mantuvieron en los años posteriores.

Tras este primer año de convivencia, estrenaron la película Navajeros (1980), en la que se abordaba bastante mitificada la vida del delincuente juvenil ‘El jaro’, y con la que De la Iglesia de sumó al llamado ‘cine quinqui’ de la época. El filme fue un éxito y proporcionó gran popularidad a Manzano, al que muchos todavía le siguen reconociendo como ‘el que hizo de El jaro’. Sin embargo, debido a que no sabía leer y escribir, fue doblado por el actor Pedro Mari Sánchez.
Mientras Eloy de la Iglesia rodaba su siguiente película sin él, La mujer del ministro (1981), Manzano colaboró en Barcelona Sur, un título menor y muy desconocido del cine quinqui.

En ese tiempo, De la Iglesia le animó a asistir a clases nocturnas para aprender a leer y escribir, con vistas a que se doblara a sí mismo en el próximo proyecto que tenían en común, Colegas (1982). En este filme, los hemanos Antonio y Rosario Flores y él son el trío protagonista. Manzano interpreta a José, un chico que ha dejado embarazada a su novia Rosario, y junto al hermano de esta, Antonio, tratarán de conseguir dinero de formas más o menos lícitas que permitan pagar un aborto. Debido a su carácter popular, la cinta gozó de una gran acogida por parte del público, sobre todo juvenil. Tuvo más de medio millón de espectadores y recaudó más de cien millones de pesetas, según José María Caparrós Lera en su libro El cine español de la democracia.

El éxito obtenido y la relativa aceptación de la crítica, que casi siempre había mostrado hacia De la Iglesia cierta hostilidad por su estilo aparentemente descuidado, llevaron al director y su equipo a afrontar un proyecto mucho más complejo, en el que Manzano debería interpretar a un personaje en principio muy ajeno a él. El Pico (1983) le presenta como Paco, el hijo de un Guardia Civil que, junto a su amigo Urko, hijo de un líder político abertzale, se inician en el consumo de heroína. Esta mezcla de drogas, política, terrorismo, problemas paternofiliales y sexo supuso el mayor éxito cinematográfico de la vida de Manzano y de toda la carrera de Eloy de la Iglesia. Un millón de espectadores, más de 4.500 días en cartel y más de 220 millones de pesetas recaudadas son las cifras que, según, de nuevo, José María Caparrós Lera, avalan al filme.

Por esta época, se dice que Manzano recibió la oferta de una beca en el mítico Actor’s Studio de Nueva York donde se formaron actores como Marlon Brando, James Dean o Robert DeNiro, que finalmente rechazó por el problema del idioma: aprender inglés se le presentaba difícil, tras haber aprendido a leer y a escribir tan solo dos años antes.
Su popularidad atrae la atención de los medios, llegando a ser portada en publicaciones como ‘Party’, una de las primeras del colectivo gay en España, donde se le presentaba como “un chico pasoliniano”. En la entrevista que ocupaba las páginas interiores de la revista afirmaría: “Yo no sé porque son tan escandalosas las películas de Eloy, te aseguro que no lo pretendía en absoluto. Las historias que cuenta son absolutamente reales y la gente joven , en las grandes ciudades, fuma porros, se pincha, hace el amor con chicos y chicas y si no tienen otra salida se entregan a la delincuencia. Vivimos en una sociedad que se molesta mucho cuando se habla de drogas, pero es ella la que esta completamente drogada y la que mueve hábilmente los mecanismos para que se consuma”.

Debido al éxito, Eloy de la Iglesia y sus colaboradores habituales se apresuraron a confeccionar una secuela, El pico 2, estrenada en 1984, en la que, tras la muerte de su amigo Urko, el protagonista encarnado por Manzano, viaja a Madrid acompañado de su padre con el fin de desintoxicarse, aunque de manera frustrada, dada la falta de recursos para ello en la época. Su personaje acabará en la cárcel de Carabanchel viviendo todo tipo de situaciones truculentas y con su salida, se verá inmerso de nuevo en problemas cada vez más graves con la justicia, a la que su padre representa.

El estilo digamos “realista” de De la Iglesia lleva a Manzano a aparecer desnudo en todas sus colaboraciones: al igual que otros directores de los setenta y ochenta –también homosexuales, también controvertidos-, parece orgulloso de enseñar lo que, según algunos, se lleva a la cama, al igual que Pasolini hacía con Ninetto Davoli y Fassbinder con Armin Meier. Dicho “realismo” también dio lugar a las controvertidas escenas de El pico y su secuela en las que los actores se pinchan en las venas de manera real (otra cosa es el contenido de sus jeringuillas, nunca especificado), que incrementaron su popularidad. No se escatima en escenas violentas y sexuales con el fin de dar veracidad y atraer al público al cine en todas estas películas.

Por desgracia, lo que se mostraba como –hasta cierto punto- ficción, era más real de lo que parecía. Muchas de las situaciones de estas dos últimas películas podrían parecer hasta proféticas de la vida de José Luis Manzano. Se dice que durante el rodaje de Colegas, el equipo habitual de De la Iglesia empezó a coquetear con las drogas con las drogas duras, entre las que destacaría la ya comentada heroína, que les acarrearía un futuro aciago a la mayoría, como veremos más tarde. Llama la atención la postura aparentemente crítica que se hace del mundo de la drogadicción y la crueldad en cómo se retrata en el díptico El pico teniendo en cuenta que De la Iglesia y su guionista, Gonzalo Goicoechea, estaban enganchados. El rostro de Manzano se revela cada vez más ojeroso y deteriorado en estas películas y, no se sabe bien por qué, pero se puede intuir, finalmente, fue doblado de nuevo en El pico 2: no se utilizó su propia voz como en las sus películas anteriores.

Mientras Eloy de la Iglesia rueda en el País Vasco una adaptación de Henry James, Otra vuelta de tuerca (1985) sin el actor, Manzano forma parte del elenco de Los pazos de Ulloa, la versión de la novela de Emilia Pardo Bazán que el director Gonzalo Suárez prepara para Televisión Española.

Sin embargo, la vida personal del actor se va deteriorando por su adicción. Su director habitual le llama para coprotagonizar La estanquera de Vallecas (1986) junto a José Luis Gómez y Emma Penella. Sus problemas con la droga le impiden de nuevo doblar su voz en esta nueva película, tarea que realizará el entonces joven Fernando Guillén Cuervo, a instancias de su padre, Fernando Guillén, que tiene un papel secundario en el filme y coprotagonizó El pico 2.

Todo lo que sucedió desde entonces viene envuelto por una cierta incertidumbre. Eloy de la Iglesia abandonó temporalmente la dirección de películas para desintoxicarse durante varios años. Sin embargo, una vez desintoxicado, lo tuvo difícil para volver a ponerse tras las cámaras, hecho que no tendría lugar hasta que en 2001 se encargó de adaptar para el programa 'Estudio 1' de Televisión Española la obra Calígula, de Albert Camus. Pero para entonces, han sucedido muchas cosas, la mayoría malas, nefastas.

Tras el estreno de La estanquera de Vallecas, José Luis Manzano contrae matrimonio con una chica que conoció durante el rodaje: algunos dicen que a través del productor Ángel Huete; otros aseguran que se presentó en los estudios proclamando su amor por el actor. Sin embargo, el matrimonio dura tan solo unos meses y Manzano se ve atrapado en una espiral de droga y autodestrucción que le dejará en la indigencia en poco tiempo. Estamos en 1988.

En este mismo año moría su compañero "Pirri", actor también en Navajeros, Colegas y El pico 2, a los 23 años en un descampado. Las drogas o el sida arrastrarían en los próximos años a Javier García (intérprete de Urko en El pico), Lali Espinet (Betty, en los dos Picos), Antonio Flores, entre otros…

La vida de Manzano parece reconducirse por un tiempo de la mano de Pedro Cid, cura de Getafe que trabajaba habitualmente en la época con heroinómanos y enfermos de sida, procurando su rehabilitación y estabilidad. Gracias a Pedro Cid parece deshabituarse temporalmente de su adicción y trata de abrirse paso en el mundo audiovisual desde abajo, mediante algunos cursos o como becario en una productora de televisión.

Desafortunadamente, en una de sus recaídas, en julio de 1991 se ve envuelto en el atraco a un viandante en plena Gran Vía madrileña, siendo condenado a cárcel. Es desde la cárcel desde donde ofrece una conocida entrevista a la revista Interviú, contando su desesperada situación, señalando a su madre y a Pedro Cid como las únicas personas que seguían a su lado.

A su salida de la cárcel, vuelve a intentar su desintoxicación. Estamos ya a principios de 1992. Sin embargo, el 20 de febrero de 1992, su cuerpo aparece sin vida en un piso propiedad de Eloy de la Iglesia, con el que parecía haberse reconciliado. “José Luis Manzano, actor que cumplía condena en régimen abierto en Madrid, falleció el jueves por una sobredosis de droga”, fue su obituario en 'El País'.

FOTO 1: Primera aparición de José Luis Manzano en Navajeros (1980).
FOTO 2: Manzano y Eloy de la Iglesia en el piso del segundo, a principios de los ochenta.
FOTO 3: El actor encarnando a 'El jaro' hacia el final de Navajeros.
FOTO 4: Manzano, Javier García y Lali Espinet en una escena de El pico (1983).
FOTO 5: La portada que la revista 'Party' dedicó al actor a mediados de los ochenta.
FOTO 6: Cartel de La estanquera de Vallecas (1986).
FOTO 7: José Luis Manzano, en el que sería uno de sus últimas imágenes en cine, al final de La estanquera de Vallecas.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Billy Crystal presentará los Oscar 2012

El actor sustituye al anterior candidato, Eddie Murphy, tras unas polémicas declaraciones de Brett Ratner, su amigo y exproductor de la gala. La dimisión de Ratner ha propiciado la renuncia voluntaria de Murphy. De esta forma, Crystal hará de maestro de ceremonias por novena vez en la historia de los Oscar

SANTI LOMAS | MADRID

El actor Billy Crystal ha anunciado en su cuenta de Twitter que se encargará de presentar la gala de los Oscar 2012 tras los controvertidos acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de la semana en torno al director Brett Ratner, exproductor de la gala. "Hago los Oscar para que la joven de la farmacia deje de preguntarme mi nombre cuando recojo mis medicamentos con receta. Estoy deseando que llegue la ceremonia", son las palabras que ha publicado el actor.

Aunque la Academia de Hollywood no ha emitido un comunicado oficial sobre el tema, sí ha recogido las impresiones de Crystal en su propia cuenta Twitter. De esta forma, parece ponerse punto final a una semana de controversias en torno a la próxima gala de los Oscar.
El 5 de noviembre, después de una proyección de la última película de Brett Ratner, Un golpe de altura, el director tuvo un coloquio con periodistas de distintos medios. En él, pronunció la frase “Rehearsals is for fags” ("Los ensayos son para maricones") que, si bien no se captó como imagen o sonido, fue recogida en Twitter por algunos de los allí presentes. Medios como la publicación digital Vulture fueron los primeros en hacerse eco de las declaraciones, afirmando contar con la confirmación de otras fuentes allí presentes. Así se generó la polémica.

Ratner, director de películas como la trilogía Hora Punta, la tercera parte de X-Men o la también tercera parte de El silencio de los corderos (El dragón rojo), se ha visto obligado por las circunstancias a dejar de ser productor de la gala de los Oscar. El día 8, hizo pública una carta abierta a la industria del espectáculo ofreciendo sus disculpas y su dimisión, reconociendo haber recibido “una bien merecida reprimenda de mucha gente que admiro por las estupideces dañinas que dije”. Medios como Elpaís.com citan “fuentes cercanas a la Academia”, sin especificar cuáles, para afirmar que fue el propio Ratner quien presentó su dimisión después de que la institución cinematográfica descartase la posibilidad de esperar a que la controversia pasase.

La Academia había apostado por un director joven y con éxito comercial como este para aportar “aire fresco” a la ceremonia, en palabras de Tom Sherak, el presidente de la entidad. Sin embargo, Ratner acumulaba desde hace tiempo declaraciones incómodas acerca de su vida sexual y sus excesos personales en diversos medios de comunicación. Así, su última provocación parece haber sido la gota que ha colmado el vaso.

El ya exproductor ha arrastrado en su salida de los Oscar al actor Eddie Murphy. La elección de Murphy como presentador del evento tuvo lugar a instancias del director, que propuso al conocido cómico debido a su amistad personal, a pesar de que su figura no goza de mucho prestigio en la actual industria del cine americana.

Billy Crystal ha sido elegido como su sustituto, para la que será su novena gala de los Oscar como maestro de ceremonias. El popular actor cómico, conocido por películas como Cuando Harry conoció a Sally o Una terapia peligrosa, debutó en este rol en 1990, continuó hasta 1993, y repitió en 1997, 1998, 2000 y 2004.

La crítica ha recibido con entusiasmo la noticia pues, tras unos años en los que se ha apostado desde la Academia por nuevas estrellas que resultaran atractivas a una audiencia joven, añoraba el estilo clásico de Crystal, apoyado por las buenas audiencias, algunas de las más altas de la historia del evento. El actor es ya el segundo artista que más veces ha presentado la ceremonia de los Oscar, solo superado por el cómico Bob Hope, que ostenta el record con 18 galas.

Crystal ha logrado el puesto, después de que su nombre sonara con gran fuerza como candidato antes de haberse elegido a Eddie Murphy. Interpelado por la prensa, ya entonces declaró que no le importaba volver a responsabilizarse de conducir el acto.

El productor de cine y televisión Brian Grazer ha ocupado el lugar de Ratner, como encargado de producir la 84 edición de los premios Oscar. La entrega de premios tendrá lugar el 26 de febrero de 2012 en el teatro Kodak de Los Angeles.

sábado, 5 de noviembre de 2011


Bond 23 ya tiene nombre: Skyfall

La nueva aventura del agente 007 empieza a rodarse el lunes 7 de noviembre en Londres, tras numerosos problemas de financiación. Un prestigioso equipo encabezado por Sam Mendes como director dará forma a la película

SANTI LOMAS | LONDRES

El jueves 3 de noviembre tuvo lugar la presentación de la nueva película de la saga James Bond en una rueda de prensa celebrada en Londres envuelta en el misterio [3:24 min]. Allí se pudo conocer finalmente el nombre que llevará este nuevo filme, Skyfall, así como se puso rostro definitivo a los actores y equipo técnico que formarán parte del rodaje, después de tres años de rumores y problemas de producción. La presentación se celebró exactamente el mismo día en el que hace 50 años se presentó a los medios al todavía desconocido Sean Connery como el actor que interpretaría a 007.

Daniel Craig encarnará por tercera vez en su carrera a James Bond, el agente secreto del MI6, el servicio de inteligencia del Reino Unido, tras sus experiencias en Casino Royale (2006) y Quantum of Solace (2008). Le acompañarán en su aventura la oscarizada Judi Dench, como su jefa, M, papel que ha desarrollado en siete películas desde su primera aparición en Goldeneye (1995), el que fue debut de Pierce Brosnan en el papel.
Como novedades, surgen los nombres de Bérénice Marlohe y Naomie Harris como ‘chicas Bond’, y reconocidos actores nominados al Oscar en diversas ocasiones como Ralph Fiennes o el mítico Albert Finney completan el reparto. Sin embargo, no se puede concluir este apartado sin hacer mención de Javier Bardem, encarnando al villano principal de la película. Se trata de la primera vez que un actor español puede disfrutar de un papel de tanta importancia en la saga.

Sobre la trama, poco se ha desvelado. Simplemente se ha dejado caer que en el filme, M pondrá a prueba la lealtad de 007 pidiéndole que resuelva un turbio asunto de su pasado, así como se ha afirmado que Skyfall no continuará la trama de la organización Quantum que tuvo espacio en sus dos películas predecesoras.

Se ha anunciado que el rodaje arrancará en Londres este lunes 7 de noviembre y que la fecha de estreno prevista es el 26 de octubre de 2012 en el Reino Unido, para celebrar así los 50 años que cumple la saga desde el estreno de su primer título, Agente 007 contra el Doctor No (1962). También se ha desvelado que el rodaje se realizará en localizaciones de Inglaterra (sus legendarios estudios Pinewood donde se lleva realizando la saga desde hace décadas), Escocia, Turquía y China.

En cuanto a los aspectos creativos, el director será Sam Mendes, ganador del Oscar en 1999 por American Beauty y responsable de aclamados títulos como Camino a la perdición (2002) o Revolutionary road (2008). El guión corre a cargo de los habituales guionistas en la serie, Neal Purvis y Robert Wade, aunque ha jugado un papel muy importante en su creación John Logan, y no Paul Haggis, como se rumoreaba. Logan ha colaborado o escrito en solitario guiones de películas de la talla de Gladiator (Ridley Scott, 2000), El último samurái (Edward Zwick, 2003), El aviador (Martin Scorsese, 2004) o Sweeney Todd (Tim Burton, 2007). El diseñador Tom Ford se encargará de vestir a 007 y Roger Deakins, colaborador habitual de Sam Mendes, se encargará de la dirección de fotografía.
Con esta rueda de prensa se ponía fin a tres años de especulaciones y rumores en torno a la vigésimo tercera película oficial de James Bond, marcados por las dificultades económicas y las quiebras de sus dos grandes entidades productoras: Metro Goldwyn Mayer y United Artists. Los productores Barbara Broccoli (hija del productor de la saga desde 1962 hasta 1998, Albert R. Broccoli) y Michael G. Wilson, los habituales de la saga en sus últimas dos décadas, dieron un paso adelante ante los medios, afirmando que la saga continuará tras Skyfall con la confianza de que los problemas financieros hayan llegado a su fin definitivamente.

sábado, 29 de octubre de 2011

Pasolini vive

El 2 de noviembre se cumplen 36 años del asesinato del escritor y director de cine Pier Paolo Pasolini, cuyas circunstancias aún no han sido aclaradas. Décadas después del suceso, su controvertida figura sigue dividiendo y levantando ampollas en la sociedad italiana

SANTI LOMAS | ROMA

La mañana del 2 de noviembre de 1975 Italia se despertó con la noticia de la muerte de Pier Paolo Pasolini en los medios de comunicación. Reacciones de diversas tendencias se levantaron con motivo de su asesinato: mientras dirigentes de la derecha dedicaban a la prensa declaraciones como “se lo merecía”, la izquierda le celebró un multitudinario funeral. Al suceso le siguió un juicio problemático en el que se descuidaron muchos detalles y se miró en ocasiones a otros lados, por si al girar el rostro en la dirección correcta se encontraban con grandes figuras de la política y de la economía.
El juicio se cerró con la proclamación del chapero Pino Pelosi, de 17 años, como responsable del asesinato. Quedó así como válida la versión más sencilla para la sociedad acomodada del momento. Las pruebas circunstanciales demostraban que Pasolini se llevó (en su Alfa Romeo GT) al joven prostituto Pelosi de la Estación Termini, donde se ofrecía, al Idróscalo de Ostia (un suburbio de chabolas situado al sudoeste de Roma, cercano al mar) para mantener relaciones sexuales. Hasta ahí todo parece probado.
Sin embargo, frente a la versión de Pelosi de que lo mató en defensa propia para evitar el sexo (algo que cuesta creer debido a que se dedicaba a eso y a que Pasolini era un hombre de constitución débil), las pruebas circunstanciales revelan la colaboración de otras personas en el asesinato. Asimismo, la forma en que se cometió el crimen difícilmente puede ser considerada de defensa propia: a los múltiples golpes que se propinaron al poeta con una tabla de madera se suma el hecho de que el asesino o asesinos le pasaran repetidamente por encima con su propio coche al darse a la fuga, lo cual propició la ruptura de la caja torácica de Pasolini, y por tanto, su muerte definitiva.
Pelosi salió de la cárcel en 2005 y corroboró esta versión, señalando nombres además. Sin embargo, la falta de pruebas y de credibilidad por su parte apenas han ayudado a seguir la investigación, cuya reapertura -ahora en proceso- ha sido pedida por numerosos intelectuales italianos. El último de ellos ha sido el exlíder del Partido Demócrata Walter Veltrioni en marzo de 2010, mediante una carta publicada en el diario italiano ‘Corriere della sera’. En ella, señalaba de nuevo el hecho de que, en su día, se descuidaron numerosas pruebas de valor en el crimen. También llama la atención que, en abril de este año, un senador del partido conservador de Berlusconi, Marcello Dell'Utri afirmara tener en su poder un pasaje de la novela inédita sobre la corrupción política y económica del país que estaba escribiendo Pasolini en el momento de su muerte, llamada Petróleo.
El asesinato del cineasta sigue siendo una cuestión muy debatida a día de hoy, como prueban estos hechos. Mucho se ha escrito sobre ello, se ha abordado también en el cine, en filmes como Pasolini, un delito italiano (dirigida en 1995 por Marco Tulio Giordana, responsable de la aclamada La mejor juventud), y sigue siendo objeto de espacios televisivos o hasta de grupos en Facebook.
Independientemente de cuál fuera el móvil de su crimen, Pasolini era una voz incómoda en la Italia de finales de los sesenta y principios de los setenta. Su carácter abiertamente marxista, ateo y provocador, así como el hecho de que llevara de manera abierta su homosexualidad suscitaron recelos y fuertes críticas y condenas públicas por parte de la población italiana más conservadora.
Nacido en Bolonia en 1922, vivió su juventud bajo la represión del fascismo de Mussolini y, tras la Segunda Guerra Mundial, se afilió al Partido Comunista, del que fue expulsado por su orientación sexual. Su obra literaria y sus ensayos, con la reivindicación del pueblo y sus costumbres como objeto principal, le llevaron a mediados de los cincuenta a ser considerado una de las principales figuras del neorrealismo italiano en la literatura. Novelas como Ragazzi di vita o Una vita violenta le hicieron ser aclamado por la crítica y propiciaron sus primeras incursiones en el cine, primero como guionista de reputados filmes como Las noches de Cabiria (dirigido en 1957 por Federico Fellini y ganador del Oscar a la Mejor Película Extranjera) y después como el director y guionista de sus propios trabajos.
Su debut cinematográfico fue Accattone, estrenado en 1961. Con un estilo rupturista, aparentemente improvisado, retrató con precisión el mundo del subproletariado, de la gente del campo emigrada a la ciudad para ser explotada y utilizada por las nuevas formas de consumo. Siguió en la misma línea en 1963 con Mamma Roma, protagonizada por la mítica Anna Magnani en el papel de una prostituta dispuesta a dejarse la piel para que su hijo salga adelante.
En 1964 le llegó el espaldarazo definitivo como director con la creación de El evangelio según San Mateo, dedicada al papa Juan XXIII por haber actualizado la religión católica con el Concilio Vaticano II, y con la que planteó la vida de Jesús de una manera más profunda y austera que el cine de aquellos años.
Dejando de un lado el tecnicolor, los presupuestos abultados, las estrellas de cine y el tratamiento milagrero y superficial del asunto, propone una visión de Jesús como un joven idealista de hace dos mil años capaz de movilizar a la gente humilde y hacerla creer en un mundo mejor, mediante actores no profesionales y el empleo de música clásica de Bach y Mozart. Nominada a tres Oscars, obtuvo gran reconocimiento y premios por parte de la Iglesia, aunque suscitó debate en torno al hecho de que el director se reconociese marxista y ateo.
Su siguiente película, Pajaritos y pajarracos, fue un título más político, abordando la crisis de la izquierda italiana del momento. Mientras tanto, también creaba episodios para películas colectivas como Che cosa sono le nuvole? o documentales como Comizi d’amore, que preguntaba en la calle a los italianos por su forma de entender el amor y la sexualidad.
A continuación vino una etapa en la que alternó la revisión de mitos clásicos con filmes como Edipo rey (1967) y Medea (1970) con propuestas complejas más personales como Pocilga (1969) o la enigmática y sugerente Teorema (1968), en la que plantea cómo sería la llegada de un ángel al seno de una desintegrada familia de la burguesía capitalista, y qué consecuencias tendría para ellos descubrir el amor verdadero, tal y como lo plantea la religión. Esta última película recibió de nuevo el premio de la Iglesia del Festival de Venecia, aunque también estuvo rodeada de polémica por lo controvertido de su argumento y por ofrecer uno de los primeros desnudos integrales de un actor, Terence Stamp, en cine.
Los setenta trajeron el reconocimiento profesional definitivo para Pasolini con la ‘Trilogía de la Vida’. La componen El decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974), tres películas eróticas con las que adaptó estos tres legendarios libros medievales, verdaderos éxitos en taquilla que obtuvieron premios como el Oso de Oro del Festival de Berlín o el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes. Sin embargo, sobre todo las dos primeras, tuvieron problemas con la censura y, debido a su éxito, generaron una gran ola de imitaciones, reconstrucciones históricas cargadas de sexo y vulgaridad con el único objetivo de hacer caja.
Pasolini, molesto por que se le condenase por haber iniciado esa oleada de películas vulgares y por que se malinterpretase su idea de la sexualidad (en la trilogía tan solo se presenta como una parte más de la condición del ser humano, de forma natural y sencilla), convirtiéndola en un objeto más del sistema de consumo de la época, publicó un texto con el que abjuró de los tres filmes. Esto, y el difícil contexto político que atravesaba Italia en aquellos años, con numerosos atentados por parte de la extrema derecha y de la extrema izquierda, le llevaron a afrontar el que sería su último proyecto, Salò o los 120 días de Sodoma (1975).
Adaptación del texto del Marqués de Sade, recrea numerosas situaciones de violaciones físicas y morales, así como de torturas y perversiones con el fin de alertar a la juventud del momento de los peligros del fascismo y del consumismo, así como para concienciar sobre lo negativo de la radicalidad política, recordando los abusos de los seguidores de Mussolini en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial.
Las amenazas de muerte que le habían acompañado desde hacía años aumentaron todavía más durante la producción de la película, incrementados por los incendiarios artículos que Pasolini escribía en prensa contra el gobierno de la derecha de Giulio Andreotti y sus continuas apariciones en los medios. Mientras tanto, escribía una novela, Petróleo (publicada en 1992), con la que pretendía atacar la corrupción de los altos cargos de la política y de la economía italiana.
Poco tiempo antes de ser estrenado su último filme (y censurado en multitud de países), Pasolini apareció asesinado la mañana del 2 de noviembre en el Idróscalo de Ostia. Con él terminaba la vida de un hombre que llevó al límite la libertad de expresión de su época, con propuestas arriesgadas de reconocido valor artístico. El resto de la historia llega, como señalé al principio, hasta nuestros días.
FOTO 1: Pasolini en el rodaje de Salò o los 120 días de Sodoma (1975)
FOTO 2: Conversando con Federico Fellini en la producción de Las noches de Cabiria (1957)
FOTO 3: Dirigiendo a Franco Citti en Accattone (1961)
FOTO 4: De espaldas, detrás de Enrique Irazoqui (Jesús) en el set de El evangelio según San Mateo (1964)
FOTO 5: Un fotograma de Las mil y una noches (1974)
FOTO 6: Pasolini, a principios de los años setenta